martes, 29 de marzo de 2011

Corte de cintas

Uno de los clásicos de las campañas electorales es el corte de cintas. Un aluvión de inauguraciones se nos vienen encima, donde todos los políticos pugnan por aparecer en las fotos y así vender la idea de que son unos grandes gestores, y si esa foto viene acompañado por alguno de los pesos pesados de sus respectivos partidos, mejor. Tuvimos hace bien poco el centro de Tito Bustillo en Ribadesella, la carretera de Ardisana en Llanes, y en breve veremos la placa sobre el río Güeña en Cangas o el nuevo edificio consistorial en Carreña, por poner algunos ejemplos. Altos presupuestos al servicio de la publicidad política.

La cuestión es que muchas veces las obras públicas vienen determinados por los tiempos políticos y no por una búsqueda de la mejor forma de realizarlas. Da la impresión que se alteran presupuestos y plazos con el objetivo de hacerlas coincidir con el momento más adecuado para determinados intereses. Esto, además, conlleva otro problema, y es que muchas veces no se contemplan la realización de proyectos que vayan más allá del ciclo legislativo, esto es, como voy a plantear una obra de 7 años si puedo perder las próximas elecciones y que mi adversario sea el que aparece en la foto en el día de la inauguración. Y por supuesto, si ocurre al revés, no voy a invitar a mi rival aunque sea quien puso en marcha ese proyecto. Y no olvidemos tampoco los marrones que se dejan unos a otros y que luego son utilizados como arma arrojadiza.

Sigo pensando que la ciudadanía es mucho mas lista de lo que suponen nuestros líderes, son perfectamente capaces de dar méritos a quien los merece, aunque no hagan una inauguración 3 semanas antes del voto. Si se hiciese así, estoy convencido de que habría un mejor aprovechamiento del presupuesto que manejan y una mayor efectividad a al hora de realizar las obras.


Publicado en el Oriente Express el  29 de Marzo de 2011

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