miércoles, 9 de marzo de 2011

El país ignorado

Muchas veces nos sorprende y nos molesta la tremenda ignorancia que tienen los estadounidenses respecto a nuestra cultura y a nuestro país, y se nos llena la boca con frases de desprecio e irónicas. La realidad es que no somos muy diferentes, y actuamos de modo muy similar con países que están dentro de nuestra área de influencia. A esto ayudan de modo decisivo los medios de comunicación, con un silencio sangrante sobre los sucesos de su territorio. El caso que más nos debería avergonzar es el de nuestro vecino Portugal, del que no pasamos de pensar que tienen unas magníficas toallas.

En la vorágine de sucesos que están sacudiendo los países árabes y la lucha de unos ciudadanos por mejorar sus condiciones de vida, se ha ignorado el caso de Islandia, país europeo, y del que prácticamente no sabemos nada. Ni siquiera el nombre de su primer ministro. Y está pasando por un proceso que de estar mucho más informados, la situación que tendríamos aquí sería radicalmente distinta.

Islandia ha sufrido el embate de la crisis tanto o más duramente que cualquier otro país. Como tantos otros, se unió a las corrientes liberales, los bancos cometieron los mismos errores que cometieron en Irlanda y otros países y se aplicaron las mismas políticas desreguladoras. Pero repentinamente todo se viene abajo, en 2008 el país entra en recesión, se produce un incremento del paro, el sistema bancario es incapaz de refinanciar su deuda, por lo que colapsa, el valor de la moneda se desploma (pierde cerca del 50% de su valor frente al Euro), la bolsa sufre un crash (cerca del 77% en un día) y el país entra en bancarrota.

Con una situación tan desesperada, la población se echa a la calle, y mediante sus manifestaciones logra que el primer ministro Geir Haarde dimita en Enero de 2009. La sustituye Johanna Siguroardottir, que inicia una serie de medidas para paliar la tremenda deuda que atenaza el país. El caso es que los bancos extranjeros, en especial ingleses, no se atienen a modificar las condiciones del pago de la deuda ante el temor de perder esos fondos, por lo que la propuesta implica el pago de 5000 millones de Euros a un interés del 5% a pagar durante 15 años por todos los ciudadanos. Esta propuesta se somete a referendum el 6 de Marzo de 2010 y sale derrotada con aproximadamente el 90% de los votos en contra.

Pero la situación no acaba ahí. El parlamento islandés inicia un doble proceso de investigación. El primero se encamina a dirirmir las responsabilidades jurídicas de los dirigentes bancarios, pues se sospecha de un fraude de cerca de 2000 millones de euros antes del colapso. Muchos de ellos huyen del país, aunque se producen detenciones en una gran operación policial. El otro frente es político, y el Parlamento se decide a iniciar acciones legales contra el anterior Primer Ministro Geir Haarde y dirimir su responsabilidad en la crisis.

Islandia se precia de tener una de las democracias parlamentarias más antiguas, con una gran tradición que se inicia en el S X., y en este contexto de crisis, se decide iniciar un proceso con la redaccion de una nueva Constitución para el país. En un auténtico ejercicio de democracia, son los propios ciudadanos quienes eligen a los miembros de la Asamblea Constituyente entre los que se han presentado voluntarios para redactarla, y que posteriormente deberá aprobar el Parlamento.

Han sido los propios ciudadanos quienes con sus movilizaciones e implicación están dando los pasos que consideran imprescindibles para salir de la crisis, es una revolución pacífica y ejemplar. Evidentemente, intentar extrapolar esta situación a España no sería válido. Las diferencias de población, de PIB, el respeto a las instituciones, etc, no facilitaría en nada hacer un proceso similar. Pero sí que nos puede servir de ejemplo de que cuando son los propios ciudadanos los que toman la iniciativa, a los dirigentes no les queda más remedio que adaptarse a sus exigencias.

Lo más preocupante es la mínima cobertura que se está haciendo del caso islandés. Es difícil encontrar noticias de lo que está sucediendo, pese a lo significativo del caso. Da la impresión de que cuando se producen movimientos y revueltas que pueden afectar directamente al status quo de los países occidentales son silenciados, ya sea por una autocensura de los medios de información, o por connivencia para defender una idea errónea: Un cambio puede empeorar las cosas. Y no es el único caso. En el constante bombardeo de noticias provenientes de EE.UU. que sufrimos, se está pasando por alto un caso que también es tremendamente significativo: Las protestas en Wisconsin, pero esto ya es tema para otro post. Despertar e informarnos al ver como actuan otros países, y de las medidas que están tomando sus ciudadanos, implicandose, buscando alternativas y exigiendo a sus líderes que actúen es un ejemplo del que deberíamos tomar nota. El efecto contagio no es exclusivo de Oriente Medio.

Un saludo

1 comentario:

  1. Pero estamos tan cómodos en casa sin hacer nada y pagando cada vez más y más los lujos de otros…

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